NIEVES MILLÁN

Nieves Millán
Nieves Millán

Igual que Quirón (arquetipo del sanador herido), una lesión fue lo que hizo que me apasionara por lo que hoy es mi dedicación: escuchar para ayudar. De esto hace ya más de diez años, y desde entonces sigo aprendiendo y profundizando en el conocimiento de diversas técnicas, con la finalidad de ayudar con un enfoque individualizado en el proceso de cada persona.

Empecé estudiando Quiromasaje (Centro de Estudios ALTAI, Madrid) y Reflexokinesia -RK- (C.C.E.N. -Centro de Ciencias Etnomédicas Naturales-, Madrid), esta última con Fernando Maldonado. El último año de mi formación en RK comencé a estudiar Terapia de Polaridad -TP-, también con Fernando, y casi podría decir que en ella encontré lo que había estado buscando durante muchísimo tiempo.

Así, tiempo después de terminar la formación de TP, inicié mi formación como instructora, siendo asistente de Fernando Maldonado. Me gusta definir la formación de TP como un viaje interior, del que sales con otros ojos hacia el mundo y hacia ti mismo. Y es que aprender TP no es solo aprender una técnica más, es aprender a escuchar al otro, a su cuerpo y a su alma; y eso ya es mucho, especialmente hoy en día.  Haber tenido la oportunidad de volver a hacer este viaje, acompañando esta vez a otros (la última promoción de terapeutas de TP), y a la vez siendo acompañada por alguien como Fernando, es uno de los mejores regalos que me ha dado la vida.

Por otro lado, practico Yoga desde hace diecisiete años, y he dedicado tres años a ser voluntaria en el Centro de Humanización de la Salud Los Camilos (Madrid), acompañando a personas en final de vida y en la Unidad de Cuidados Paliativos. Todo ello ha contribuido a poder encontrar el equilibrio entre saber “ir hacia dentro y hacia fuera” (esencia de la TP).

En breves empezaré mi primera formación del Curso Básico de Terapia de Polaridad en Málaga; esta formación será supervisada por Fernando Maldonado, como parte de mi formación de instructora. Como dijo Rafael del Pino: “Todos tenemos una gran tarea por delante: la de contribuir a que el conocimiento heredado de otros, junto con nuestro particular valor añadido, siga transmitiéndose a las siguientes generaciones en libertad. Todo ello desde el servicio a los demás y mediante nuestra entrega, nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio. Y si aplicamos así nuestro conocimiento a mejorar el bienestar de más gente, habremos cumplido con nuestro deber y habremos contribuido un poco a facilitar la convivencia de los habitantes de la Tierra”. Y en eso estoy.

Estoy a vuestra disposición en [email protected] para más información.